Pedido de Amor

Actor:Nomeolvides

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En el camino a entregar su pedido de comida al domicilio, Selena salvó a un hombre en un accidente de tráfico sin darse cuenta de que este era Aaron Tamayo, el hombre más adinerado de la Ciudad Azul. Este hombre era el rey intocable del mundo empresarial, se rumoreaba que era cruel y sin escrúpulos, y sólo le importaba el interés. Cuando Selena le sacó del peligro, el hombre le prometió diez millones de euros como recompensa. Pero cuando tal recompensa se convirtió en el dote para ella, Selena rechazó: —¡Solo quiero diez millones, no quiero casarme contigo! —Arriesgaste tu vida para salvar la mía, sólo puedo devolverte el favor entregándome a ti. —¡¿Por qué?! ¿Me pediste la opinión antes de entregarte a mí? —¿Entonces te casarás conmigo? —¡No! —Pues puedo unirme a tu familia como yerno mantenido. —¡Aaron, eres un total descarado! —En comparación con casarme contigo, mi dignidad no vale nada. —Entonces no quiero tu recompensa. —El dinero ha llegado a tu cuenta, ya es tarde para arrepentirte...

Capítulo 1: Salvar accidentalmente al hombre más rico

A las dos de la mañana en la Ciudad Azul. Selena Soria, una repartidora, estaba esperando un semáforo en rojo en un cruce cuando, de repente, vio cómo un camión, que se había saltado el semáforo en rojo, derribó un coche a decenas de metros, volcándolo en la carretera. El coche estaba muy deformado, los cristales estaban destrozados y había un olor a gasolina, indicando que podía explotarse en cualquier momento. Selena, que estaba en estado de shock, no se atrevió a demorarse ni un momento y dejó su motoneta para correr directamente al rescate. Tumbada en el suelo, alargó la mano y palmeó la cara del hombre cubierto de sangre en el asiento del conductor. -¡Oye, despierta, el coche está a punto de explotar, sal de ahí! Al no ver respuesta del hombre, Selena asomó la cabeza al interior del coche, se agachó para desabrochar el cinturón de seguridad del hombre y lo sacó a rastras, pero descubrió que tenía la pierna atascada. Después de unas cuantas sacudidas, el hombre inconsciente suplicó débilmente: -Ayúdame, por favor... -No puedo sacarte. Selena tiró con fuerza, pero su pierna estaba atascada firmemente en el coche que ningún tirón sirvió de nada. A medida que el olor a gasolina era cada vez más fuerte, la situación se volvía peligrosa cada vez más. Selena se estremeció un poco y lo soltó, sacando casualmente una excusa: -Lo siento, tengo que hacer una entrega o si no... me descontarán dinero por el retraso. Selena realmente quería salvarlo, pero también tenía miedo de perder su vida. -Sálvame. Te doy... diez millones. El instinto de supervivencia del hombre era extremadamente fuerte, a pesar de estar aturdido. -¿Diez millones? Al oírle mencionar el dinero, a Selena se le iluminaron los ojos y miró la marca de la berlina: era un Ferrari. «Es, en efecto, un hombre rico. Pues la promesa no deberá ser falsa.» -Hay un gato en el maletero trasero -el hombre, cubierto de sangre, se esforzó por abrir los ojos, tratando de recordar el aspecto de la mujer, pero la sangre goteaba en sus ojos y le nublaba la vista. -Bien. No había tiempo que perder, Selena corrió inmediatamente a abrir el maletero para el gato y lo puso entre el asiento y la consola central antes de arrastrar al hombre afuera. Apenas habían recorrido dos o tres metros cuando oyeron un fuerte estruendo y el coche explotó, haciéndolos caer al suelo con el impacto de las corrientes de aire, dejando al hombre en coma. Selena se puso tan asustada que su carita estaba pálida y palmeó su pecho para calmarse: -Uf, estuvo cerca... Después lo arrastró hasta la motocicleta, fijó al hombre en ella con la cuerda utilizada para atar la caja de la comida y se dirigió tambaleándose en motoneta al hospital más cercano. En la ventanilla de pago, el cobrador preguntó: -¿Su nombre, por favor? -Mi nombre es... Acababa de abrir la boca para decir su nombre cuando el cobrador la interrumpió: -Sí, es la hija de nuestro director, es usted la señorita Laura, ¿verdad? Laura Lirio, era su hermana gemela idéntica. Las dos se parecían mucho en la apariencia, pero tenían destinos muy diferentes. Al nacer, Selena fue vendida a sus actuales padres adoptivos después de varias vueltas. Pero hace un mes, sus padres adoptivos habían sufrido un accidente de tráfico y fueron hospitalizados por graves lesiones, que requería un costoso tratamiento. Los padres biológicos aparecieron de repente y se ofrecieron a pagar los gastos médicos de sus padres adoptivos, pero con la condición de que Selena tuviera que donar la médula al hijo menor de la familia Lirio, que padecía de leucemia, y no pudiera hacerse pública con esa misma cara que Laura. -Nuestra Laura es una maestra del piano, la poesía, el canto y la danza, y es la mujer más bella de la Ciudad Azul -dijo su madre, Juliana Muro-. Tú, en cambio, eres una campesina de pueblo y no puedes arruinar la buena fama de mi hija con tu presencia. Para curar a sus padres adoptivos, Selena se vio obligada a aceptar tal humillación. Y como la entrega fue a última hora de la noche, por eso no se había disfrazado, no esperaba que la reconocieran. A estas alturas, al haber entrado accidentalmente en el hospital de su padre biológico, tuvo que aceptar que era la misma "Laura" y pagar quinientos euros en su nombre para la operación. Cuando todo se solucionó, la exhausta Selena volvió a su apartamento alquilado para darse una ducha y cuando lavó su ropa sucia, encontró un anillo de diamantes negro en el bolsillo. Selena no se lo pensó mucho, así que dejó el anillo sobre la mesa y se tumbó en la cama para descansar un poco. Algún tiempo después, llamaron a la puerta de fuera. -¿Quién es? Se puso las pantuflas y se dirigió a la puerta para abrirla, pero vio que Laura entró empujando la puerta. -¿A qué vienes aquí...? Antes de que Selena pudiera terminar su frase, Laura le dio una bofetada. -Selena, estás siendo una zorra, ¿has olvidado lo que te dije? El largo cabello negro de la alta Laura caía sobre sus hombros, sus delicadas y hermosas facciones estaban ligeramente empolvadas, su elegancia era perfecta y su belleza era tan natural que podía atrapar firmemente la atención de los hombres. Selena llevaba un pijama barato y unas zapatillas de solo un euro, lo que era incomparable a ella. Selena estaba furiosa y le devolvió una bofetada a Laura. Tenía que salvar a sus padres adoptivos, pero nunca se dejaría intimidar por nadie así. Con el sonido de una bofetada crujiente, Laura chilló y dijo: -Selena, ¡¿cómo te atreves a pegarme?! Selena era mucho más fuerte que Laura y la bofetada hizo que su mejilla se hinchara ligeramente. Selena se sacudió la mano dolorosa y frunció ligeramente el ceño. -¡Aguántalo! Que no soy tu madre y no voy a soportar tu mal genio. -Has enviado a un hombre al hospital de mi padre a altas horas de la noche, ¿cómo voy a comportarme si se corre la voz? Laura con la cara roja la señaló y añadió: -Te advertí cuando viniste a la Ciudad Azul que no fueras por ahí con "mi cara". Ya no quieres salvar a tus padres adoptivos, ¿verdad? Si alguien no se lo hubiera dicho a su padre esta mañana, Laura ni se habría enterado de eso. -Tu cara... Ja. Selena se rio para sí misma con los ojos llenos de tristeza. Realmente, era injusto el destino. Aunque ellas habían nacido con la misma cara, Selena ni siquiera podía mostrar su rostro verdadero. En ese momento, sonó el teléfono móvil de Laura. Fue a un lado para contestar al teléfono y, al apartar la vista, vio el anillo de diamantes negro sobre la mesa. Este anillo de diamantes le sonaba mucho. -Mami, ¿qué pasó? -preguntó. -Dios mío, hija, ¿cuándo has salvado al señor Aaron Tamayo? Es algo tan grande que no me lo has dicho y ahora mismo han venido los de la familia Tamayo para quedar contigo para la próxima semana.

Capítulo 2: Ser la salvadora del señor Aaron

Al otro lado del teléfono, Juliana estaba tan exaltada que incluso le temblaba un poco la voz. -¿Señor Aaron? Laura miró el anillo sobre la mesa y recordó con un sobresalto que era el mismo anillo en la foto del señor Aaron que habían llevado en una fiesta de celebridades. El anillo de diamantes era el símbolo del heredero de la familia Tamayo. Cuando pensó en lo que le había pasado a Selena en el hospital, Laura se dio cuenta al instante de que Selena había salvado la vida de Aaron ayer. Y fue porque Selena había usado su nombre en el hospital por eso Aaron pensaba que lo había salvado ella misma. ¡Se había convertido accidentalmente en la "salvadora" de Aaron Tamayo de la Ciudad Capital! Fue más emocionante que caerle la lotería a ella. -Mami, estoy ocupada ahora mismo, hablaré contigo más tarde. Laura contuvo su alegría y tomó a escondidas el anillo de la mesa, se acercó a Selena y dijo altiva: -Si te atreves a hacerlo de nuevo, morirán tus padres adoptivos. Se fue enfadada después. Selena se puso una mascarilla para cubrirse la media cara e inmediatamente corrió al hospital para encontrar al hombre. ¡Diez millones! Se lo merecía esta suma dinero a Selena porque había puesto su vida en peligro extremo al salvar a ese hombre adinerado. Sin embargo, cuando preguntó en el hospital, la enfermera le dijo que el hombre se había despertado por la noche y se había ido. Ni siquiera dejó información de contacto. -¡Mentiroso, hijo de puta! Selena estalló en el acto y saltó de la rabia. -¡Esos quinientos euros me valen para vivir dos meses! Realmente, los hombres no eran de confiar. Perdió quinientos euros de sus gastos de manutención por nada y además la plataforma le descontó más de diez euros por perder su entrega de comida. Era un trabajo de reparto a tiempo parcial, pero ahora perdió todo el dinero que había ganado durante sus dos días de trabajo duro. Selena se sentía muy molesta. Todavía era demasiado joven y inocente para esta sociedad cruel. A los días siguientes, ella trabajaba cada vez más en el trabajo y, después del trabajo parcial de repartir comida al domicilio, llevaba comida a sus padres adoptivos que estaban en el hospital. *** En el Club Nocturno. Selena, vestida con su uniforme de seguridad, se sentó distraídamente en la sala de vigilancia con sus colegas del equipo de seguridad y se quejó: -Si no hubiera salvado a ese ingrato, ¿cómo podría haber comido sólo dos veces al día durante una semana? He perdido mucho peso por el hambre... Tras el accidente, su padre adoptivo seguía en coma mientras su madre adoptiva se quedaba en el hospital todos los días cuidando de él. Aunque los padres de Laura pagaban sus facturas médicas, Selena seguía teniendo que gastar una gran suma de dinero en su vida cotidiana. Cuando le había pagado los últimos quinientos euros para la operación de ese cabrón ingrato en el hospital, ya casi gastó todo su ahorro. -Selena, hablando de ese tipo, ¿sabes cómo se llama o cómo es? -preguntó el colega, Tino Roca. Selena negó con la cabeza. -Recuerdo cómo era, pero estaba inconsciente, así que cómo sé cómo se llamaba... Es ese… ¡Mira! Selena, que estaba hablando, señaló de repente a una persona en el vídeo de vigilancia. -¡Es ese tipo, es él! Con eso, golpeó la mesa y dijo con rabia: -Hijo de puta, por fin te encontré -se levantó y se dirigió al exterior. -Selena, espera. Tino agarró la muñeca de Selena y señaló incrédulo al hombre en la vigilancia: -¿Estás seguro de que es el mismo hombre? -Reconocería a este cabrón, aunque se convirtiera en cenizas. Selena se dio la vuelta para marcharse y Tino se levantó inmediatamente y la siguió. -Selena, tranquila. Su nombre es Aaron Tamayo, es el heredero de la familia Tamayo, una de las cuatro familias más prestigiosas de la Ciudad Azul. Es frío, despiadado y tiene las manos manchadas de sangre. -¿Aaron Tamayo? Selena no pudo evitar lanzar un grito sofocado. El Club Nocturno donde trabajaba ella, era uno de los principales espacios lujosos de la Ciudad Azul para hombres de negocios y famosos, así que a ella le sonaba este nombre Aaron Tamayo. -¿No sabes quién es él? Si de verdad quiere devolverte el favor, es sólo cuestión de una palabra. Como no te ha buscado, es posible que no quiera pagarte. Selena, olvídalo, que son sólo quinientos euros, tu seguridad es más importante. -Pero... Selena se quedó sin palabras por un momento, pensando que las palabras de Tino tenían sentido. Ella, sin embargo, seguía no queriendo que su dinero se había gastado en vano. Fuera de la sala de vigilancia, preguntando a otros y supo que Aaron estaba en la sala 908. Selena esperó hasta la una de la madrugada y por fin vio a Aaron, vestido con una camisa negra, salir de la sala y entrar en el ascensor. Ella se adelantó y le siguió. En el Club Nocturno los primeros octavos pisos se utilizaban como un bar grande y había una suite de hotel en las plantas superiores. En el ascensor, Selena miró con el rabillo del ojo a Aaron, que era media cabeza más alto que ella y vio que apestaba a alcohol, que su apuesto rostro estaba anormalmente sonrojado y que sus largos dedos tiraban de vez en cuando de la corbata que llevaba, aparentemente estaba en un estado de un poco de embriaguez. -¿A qué piso vas? -de repente, el hombre preguntó con voz fría. Selena miró el número iluminado del acensor y dijo: -Piso 38. Las palabras cayeron y Aaron no dijo nada. Llegaron al piso 38 y el ascensor se abrió. El hombre salió, seguido por ella. Pero Aaron, que no había dado unos pasos, se detuvo de repente y Selena chocó por accidente directamente contra su espalda. -Uy, lo siento... Ah... Antes de que pudiera terminar sus palabras de disculpa, el hombre que tenía delante se dio la vuelta de repente, con su mano la asfixió directamente por el cuello y preguntó con voz fría: -¿Quién demonios eres? -Yo... No era capaz de respirar, el cerebro de Selena carecía de oxígeno y dio una palmada en la mano de Aaron. -Suéltame... no puedo respirar... Al oír su voz, el ceño de Aaron se arrugó ligeramente y le quitó la gorra de seguridad que llevaba puesta. -¿Eres una mujer? Como Selena trabajaba en el Club Nocturno, hablaba con voz masculina disfrazada para evitar el acoso sexual y su cara también estaba disfrazada. Casi nadie sabía que era una mujer, excepto el director y el departamento de seguridad. -Bueno... -Dime, ¿quién te envió aquí? -Yo... sólo quería... Sin esperar a que Selena terminara una frase, Aaron la interrumpió: -¿Quieres ser mi mujer? Se había dado cuenta desde el principio de que el pequeño guardia de seguridad que tenía enfrente era escurridizo y de que el vino que tomó había sido drogado. Efectivamente, era otra mujer que le había drogado la bebida para meterse en su cama. Selena estaba tan estrangulada que casi murió de la asfixia. «¡Cabrón, desgraciado!» Ella maldijo con rabia: -¡Cabrón...! -antes de que pudiera maldecir, el hombre le soltó el cuello. Selena se cayó al suelo con debilidad, con la mano apoyada en el suelo jadeando y sin poder dejar de toser. Fue entonces cuando se dio cuenta de que toda una planta del piso 38 era una vivienda privada. La decoración gris plateada era tan lujosa y exclusiva. Parecía que Aaron se había dado cuenta de que ella tenía mala intención contra él.

Capítulo 3: Dar a luz a un bebé para la familia Tamayo

-¿Sabes qué es lo que más odio? -los ojos del hombre estaban enrojecidos y habló con una respiración entrecortada. A Selena le dolía la garganta por el estrangulamiento y no podía decir nada más que toser. -Ya que buscas la muerte, la haré realidad. Con esas palabras, Aaron la tiró del brazo y la llevó al dormitorio y la dejó caer sobre la cama. -Oye, ¿qué... quieres? Selena se sobresaltó y se asustó un poco al enfrentarse a Aaron. El hombre se quitó la corbata con una mano y pulsó el mando a distancia con la otra, cerrando las cortinas del dormitorio y dejándolo a oscuras al instante. En la oscuridad, se oyó un ruido y la ropa de Selena fue destrozada por Aaron. -¡Bastardo, suéltame! Como cinturón negro de 9º grado en Taekwondo, ella luchó contra Aaron, pero en ese momento estaba indefensa ante él. -Te atreves a drogarme y ahora finges ser inocente frente a mí... -¿Qué tonterías estás diciendo? Sólo estoy aquí... para pedirte dinero. Selena se resistió, pero sólo cuando sus dedos tocaron la piel de Aaron se dio cuenta de que estaba abrasadoramente caliente. «¿Está drogado?» Comprendió al instante lo que estaba pasando, pero cuando se levantó para correr ya era demasiado tarde. El hombre, que la hacía inmovilizada, finalmente se cansó de su llanto y metió su corbata directamente en su boca y dijo: -¡Qué ruidosa eres! Fue una noche de locura que terminó con Selena desmayándose varias veces y despertándose entre lágrimas bajo el "ataque" violento del hombre. «Cabrón. ¿Es Aaron demasiado fuerte o esta droga era demasiado potente?» En el corazón, Selena maldijo miles de ves a Aaron. *** Al día siguiente. Ya era mediodía cuando Selena se despertó. Tumbada bajo las sábanas, movió su cuerpo y descubrió que le dolía como si la hubieran golpeado duramente y que su cuerpo estaba tan pegajoso que la ponía loca. Selena se incorporó y observó el dormitorio, Aaron se había ido y a los pies de la cama estaba un conjunto de ropa limpia. Se levantó y fue al baño a ducharse rápidamente y, sin desmaquillarse, salió del dormitorio para buscar a Aaron y pedirle una explicación. Cuando salió del dormitorio se encontró con un hombre desconocido sentado en el sofá del salón. -Me llamo Simón Rubio y soy el asistente del señor Aaron -sin esperar a que Selena dijera nada, Simón se presentó. -¿Dónde está ese cabrón de Aaron? Se ha acostado conmigo y no lo va a admitir, ¿verdad? -maldijo Selena, que estaba enfadada. «¿Cabrón?» Simón se quedó atónito. La ignorancia generaba valentía. Sin molestarse con ella, señaló una caja de pastillas sobre la mesa y dijo: -Señor Aaron ordenó que tomaras los anticonceptivos y te fueras de la Ciudad Azul o morirás. Señorita Selena, elige, por favor. Ya sabía su nombre y debía haberla investigado. El corazón de Selena tartamudeó y sintió la crueldad de Aaron. De inmediato, su arrogancia se extinguió al instante y frunció los labios. -Esto... Quiero hablar con Aaron, soy su salvadora, ¿cómo puede tratarme así? Ante eso, Simón se rio despectivamente. -Estoy cansado de escuchar esas malas mentiras, ¿crees que el señor Aaron se las va a creer? -Lo que dije es cierto, ese día... -¡Señorita Selena! La paciencia de Simón se agotó. -No me culpes de ser grosero si podemos ir por las buenas. En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron. Selena pensaba que era Aaron, pero resultó que era una señora canosa con un rostro magnífico, seguida de dos asistentes. Simón se inclinó y le saludó: -Señora Patricia. Patricia Elipa entró y fulminó con la mirada a Simón. -¿Qué haces aquí? -Señora, sólo estoy atendiendo unos asuntos personales del señor Aaron -Simón respondió respetuoso. La señora Patricia señaló la caja de anticonceptivos sobre la mesa y preguntó: -¿Tu supuesto asunto personal es deshacerse del bisnieto de la familia Tamayo? Selena se quedó boquiabierta. «¿Qué bisnieto?» Siguió la mirada de la señora Patricia hacia la caja de pastillas y se preguntó si esta anciana ya creía que ella ya estaba embarazada de un bebé de ese cabrón y que sería un niño... -Es la orden del señor Aaron. -Anda, que ese cabrón venga a buscarme si tiene alguna queja. La señora Patricia se volvió hacia Selena, luego su rostro serio se transformó al instante en una sonrisa amable y simpática. -¿Tú eres Selena, verdad? A Selena no le gustaba Aaron y no tenía ningún sentimiento por esta señora Patricia, pero por cortesía le contestó: -Sí, señora, ¿qué puedo ayudarle? -Tu apariencia no es muy sobresaliente, pero eres muy dulce hablando, niña -la señora Patricia sonrió con alegría al ver que Sabela la trataba con tanta cortesía. Selena era de piel clara por naturaleza, pero se maquillaba oscureciendo deliberadamente su tez, pintaba las cejas de forma gruesa y punteaba su cara con pecas. Luego, a primera vista, parecía una chica poco llamativa. La señora Patricia la tomó de la mano con mucho cariño y dijo: -Niña, me estoy haciendo mayor y sólo quiero abrazar a mi bisnieto. Te he investigado, sé que tus padres están en el hospital y que trabajas a tiempo parcial para mantener a tu familia. Eres una buena niña, si estás dispuesta a ayudar a la familia Tamayo a tener el descendiente, te ofreceré lo que quieras. Selena se abrió los ojos como platos y se sacudió la mano de la señora Patricia como si recibiera de repente una descarga eléctrica. -No, no, no, señora, sé que quiere tener su bisnieto, pero esto es la incumbencia de su familia, que no tiene nada que ver conmigo. «¡Qué ha dicho esta anciana! ¡¿Acaso tengo que dar a luz a un bebé para su familia solo porque me acosté con ese tipo Aaron?! ¿En serio? ¡¿No me digas?!»